Los ciberataques han surgido como una seria amenaza para personas, organizaciones y gobiernos en el mundo conectado digitalmente de hoy. Un ciberataque es un intento malicioso de aprovechar vulnerabilidades en sistemas informáticos, redes o software con fines nefastos. Comprender la anatomía de un ciberataque es esencial para que individuos, empresas y gobiernos desarrollen estrategias efectivas de ciberseguridad.
Para arrojar luz sobre el entorno cambiante de las ciberamenazas, este artículo discutirá los elementos esenciales de un ciberataque y las etapas involucradas en ataques de phishing y ransomware.
Las etapas involucradas en un ciberataque
Reconocimiento
Los atacantes recopilan datos sobre el objetivo durante la fase de reconocimiento. Para encontrar posibles vulnerabilidades, objetivos y activos importantes, emplean diversas tácticas y se involucran en reconocimiento activo o pasivo.
El reconocimiento activo implica escanear redes en busca de puntos de acceso potenciales, mientras que el reconocimiento pasivo en un ciberataque implica recopilar información sobre el objetivo sin interactuar directamente con sus sistemas o redes.
Weaponización
Una vez que los atacantes han localizado sus objetivos y puntos débiles, proceden a la weaponización del ataque mediante la creación de código malicioso o aprovechando vulnerabilidades ya conocidas. Esto a menudo implica desarrollar malware que pueda dañar o obtener acceso ilegal al sistema objetivo, como virus, troyanos o ransomware.
Entrega
Ahora se debe entregar la carga maliciosa al objetivo. Los atacantes emplean diversas técnicas para infectar a víctimas desprevenidas con malware, incluyendo correos electrónicos de phishing, enlaces dañinos, archivos adjuntos infectados y ataques de «watering hole».
Explotación
Durante esta fase, los atacantes utilizan las vulnerabilidades en la red o sistema objetivo para obtener acceso no autorizado. Aprovechan fallos de seguridad, software desactualizado o procedimientos de autenticación deficientes para acceder al objetivo.
Instalación
Una vez que los atacantes tienen acceso al sistema objetivo, instalan el virus para mantenerlo persistente y bajo su control. También pueden aumentar sus credenciales para obtener un acceso más avanzado y lateral en la red.
Comando y control
Los atacantes crean una infraestructura de comando y control para mantener contacto con los sistemas comprometidos. Esto se conoce como comando y control (C2). Les permite comunicarse, extraer información y llevar a cabo sus acciones nefastas de manera encubierta.
Acciones sobre el objetivo
Después de tomar el control del sistema objetivo, los atacantes proceden a completar sus objetivos principales. Esto podría implicar robo de datos, alteración de datos, solicitudes de rescate o el lanzamiento de ataques adicionales contra diferentes objetivos.
Encubrimiento de rastros
Para evitar la detección y mantener su presencia, los atacantes ocultan su existencia en los sistemas comprometidos mediante la eliminación de registros, borrando evidencias de su actividad y disfrazando su presencia en los registros.
Entendiendo la anatomía de un ataque de phising
Un ataque de phishing es un tipo de ciberataque en el que los atacantes utilizan técnicas de ingeniería social para engañar a individuos u organizaciones y hacer que revelen información confidencial, como credenciales de inicio de sesión, detalles financieros o datos personales.
Por ejemplo, un atacante puede controlar remotamente una computadora infectada instalando troyanos de acceso remoto (RATs). Después de desplegar el RAT en un sistema comprometido, el atacante puede enviar comandos al RAT y obtener datos como respuesta.
Los atacantes a menudo se hacen pasar por entidades de confianza, como bancos, servicios en línea o colegas, para ganarse la confianza de la víctima y manipularla para que realice acciones específicas que comprometan su seguridad. Las etapas involucradas en un ataque de phishing incluyen:
Reconocimiento: Los atacantes investigan e identifican posibles objetivos, a menudo a través de ingeniería social o raspado web, para recopilar direcciones de correo electrónico e información personal.
Weaponización: Los ciberdelincuentes crean correos electrónicos engañosos que contienen enlaces o adjuntos maliciosos diseñados para parecer legítimos, para atraer a las víctimas a hacer clic o descargarlos.
Entrega: Se envían correos electrónicos de phishing a las personas u organizaciones objetivo, engañándolas para que abran los enlaces o adjuntos maliciosos.
Explotación: Cuando las víctimas hacen clic en enlaces maliciosos o abren adjuntos infectados, los atacantes obtienen acceso no autorizado a sus sistemas o recopilan información confidencial.
Instalación: Los atacantes pueden instalar malware en el dispositivo de la víctima, como keyloggers o spyware, para robar credenciales y monitorear actividades.
C2: Los atacantes mantienen comunicación con los sistemas comprometidos, lo que les permite controlar el malware de forma remota.
Acciones sobre el objetivo: Los ciberdelincuentes pueden usar credenciales robadas para cometer fraude financiero, obtener acceso no autorizado a datos sensibles o incluso lanzar ataques adicionales contra otros objetivos.
Encubrimiento de rastros: Después de lograr sus objetivos, los atacantes pueden intentar borrar las evidencias del ataque de phishing para evitar ser detectados.
Entendiendo la anatomía de un ataque de ransomware
Un ataque de ransomware es un tipo de ciberataque en el cual se despliega un software malicioso, conocido como ransomware, para cifrar los datos de la víctima o bloquear su acceso a los sistemas o archivos de su computadora. Los atacantes exigen un pago de rescate a la víctima para proporcionar la clave de descifrado o restaurar el acceso a los datos cifrados.
Reconocimiento: Los atacantes identifican posibles víctimas basándose en sus vulnerabilidades, a menudo a través de escaneos automatizados de puertos abiertos y servicios expuestos.
Weaponización: Los ciberdelincuentes empacan el ransomware en software malicioso que cifra los datos de la víctima y exigen un rescate por su liberación.
Entrega: El ransomware se entrega a través de varios métodos, como adjuntos de correo electrónico infectados o sitios web maliciosos.
Explotación: Una vez que el sistema de la víctima está infectado, el ransomware explota vulnerabilidades de software para cifrar los archivos y dejarlos inaccesibles.
Instalación: El ransomware gana persistencia en el sistema de la víctima, lo que dificulta su eliminación sin la clave de descifrado.
C2: El ransomware se comunica con el servidor del atacante para proporcionar la clave de descifrado después de que se pague el rescate.
Acciones sobre el objetivo: El objetivo es extorsionar a la víctima exigiendo un pago de rescate a cambio de la clave de descifrado para recuperar los datos cifrados.
Encubrimiento de rastros: Los atacantes de ransomware a menudo cubren sus huellas utilizando tecnologías de cifrado y anonimización para evitar la detección.
Comprender la anatomía de un ciberataque es crucial para desarrollar medidas efectivas de ciberseguridad. Al reconocer las etapas involucradas en un ciberataque, individuos y organizaciones pueden implementar de manera proactiva controles de seguridad, educar a los usuarios sobre posibles amenazas y seguir las mejores prácticas para defenderse del siempre cambiante panorama de las ciberamenazas. La ciberseguridad es una responsabilidad colectiva y, con vigilancia y medidas proactivas, se pueden mitigar los riesgos planteados por los ciberdelincuentes.
Fuente: Alice Ivey